Gracias Buenafuente

Ya estamos En el Aire. La manida frase utilizada a nivel técnico para señalar que se está emitiendo en directo tomó otro sentido hace un año cuando Buenafuente y compañía volvió a las noches de La Sexta de donde jamás debió salir.

El programa ha regresado esta semana con su segunda temporada, con esa frescura y naturalidad que les caracteriza. En el aire consigue lo que exijo como espectador a un programa, que me lleve sin darme cuenta de que el tiempo pasa, ya sea riéndome -como en este caso- intrigado o sufriendo con el drama. Buenafuente es, sin duda, el rey de las madrugadas, nadie puede hacerle sombra. Domina el horario y la televisión como pocos. Acompañado por un siempre fiel e inconmensurable Berto Romero forman un tándem del que solo cabe esperar buenos momentos. El espectador mordaz recordará, echando la vista no muy atrás, aquel espacio que el equipo presentó en Antena 3 en el prime time de los domingos que tuvo una audiencia escasa para lo que se exige en ese horario. Creo que les pudo la presión, el proyecto y lo que suponía emitir en esa franja horaria.

El trabajar diariamente te permite enmendar errores del día anterior, hacerlo cada semana supone esperar siete días para solucionar esos chistes que no han cuajado. Siete días que para el espectador multimedia, multiplataforma, multitodo es una eternidad, acaba condenándolo a olvido, no da tregua, no espera. ¿Para qué lo va a hacer con la variada y amplia oferta que existe?

Buenafuente puede respirar tranquilo en las madrugadas. Este formato es el suyo. El directo les da vidilla. El equipo es redondo. Desde Bob Pop -por quien siento una profunda devoción- hasta Javier Coronas -nueva y acertadísima incorporación-, no sin olvidar a Jorge Ponce, Belen Cuesta o El Sevilla. Estos son los programas que busco en mi mando a distancia, programas que me nutran, que me hagan pasar un buen rato y que, sobre todo, lo hagan con la naturalidad de En El Aire. Ante ellos solo puedo decir GRACIAS.

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