Lucía Etxebarría impacta al revelar el «escándalo» que se encontró en el adiós a Concha Velasco

Lucía Etxebarría lamenta que no ha pasado más vergüenza en su vida tras asistir a la despedida a Concha Velasco en la capilla ardiente

Lucía Etxebarría habla de su despedida a Concha Velasco
Lucía Etxebarría habla de su despedida a Concha Velasco | Antena 3 / Telecinco

Lucía Etxebarría ha compartido largo y tendido lo que se encontró cuando acudió al teatro La Latina en el que se instaló la capilla ardiente con los restos mortales de la histórica actriz Concha Velasco durante casi toda la jornada del sábado.

Fue uno de los rostros mediáticos que se presentó allí para despedir por última vez a la polifacética artista. Sin embargo, la colaboradora y escritora fue testigo de un ambiente enrarecido y poco solemne que le dejó muy mal cuerpo como ella misma ha relatado en sus redes sociales. 

«Estuve en la capilla ardiente de Concha Velasco y salí muy triste. No solo porque en general ese tipo de situaciones son muy tristes, sino por la falta de respeto general que se allí», empieza escribiendo Lucía Etxebarría. «No es solo que abuchearan a la Presidenta de la Comunidad y al Presidente de la Nación, no es solo que llegara una actriz (Marisa Paredes) y decidiera que ella tenía la potestad de decir quién podía ir a despedirse de Concha y quién no… No fue solo eso», lamenta.   

Acto seguido, Lucía Etxebarría se ha explayado y ha narrado lo que vivió en esa capilla ardiente: «Nada más llegar nos encontramos con un ejército de cámaras y con una señora gritando a otra a berrido limpio: ‘uy, me encantaría quedarme aquí a ver famosos, pero es que mi marido me ha invitado a cenar'».

Lucía Etxebarría: «No he pasado más vergüenza en mi vida»

«Yo acudí con una amiga de Manuel, el hijo de Concha, ella acudía en calidad de amiga de la familia. Nos encontramos con una cola enorme e hicimos la cola durante unos diez minutos. Y en algún momento alguien le reconoció a ella, luego a mí, nos sacó de la cola, y nos invitó a entrar por otra puerta. Y entonces las personas inmediatamente detrás de nosotras empezaron a gritar: ‘¡que se ha colado señora, que se ha colado!’ No he pasado más vergüenza en mi vida, no solo por la vergüenza de que todo el mundo nos mirara, sino por la vergüenza ajena de pensar que alguien, en una capilla ardiente, podía montarse semejante escándalo», condena Lucía Etxebarría de forma tajante.

«Dentro había una mujer completamente borracha que me reconoció y empezó a soltarme no sé qué tonterías que no entendí, pero de las que deduje que me estaba llamando facha o algo similar. Hablaba como mascullando entre dientes. Luego me dejó en paz porque creo que llegó Lolita, que le interesaba mucho más. Muchas de las personas que aparecieron por allí iban solo «a ver famosos» porque parece ser que ahora las capillas ardientes se han convertido en una especie de photocall», prosigue. 

«No todo fue tan esperpéntico, por supuesto. Había personas muy educadas y respetuosas, a las que se veía muy afectadas. Y, gracias a Dios, eran la mayoría. Pero si una actriz famosa (Marisa Paredes) arremete contra una Presidenta de la Comunidad en la ocasión menos apropiada para ello, si hay gente que abuchea a un presidente y luego hay otra gente que abuchea a una presidenta EN UNA CAPILLA ARDIENTE, parece que se abre la veda para que la gente olvide que en ocasiones como ésas hay que mostrar respeto. Respeto por la memoria de la persona que se ha ido», sentencia Lucía Etxebarría. 

«Pero, sobre todo, respeto por la memoria de los que quedan, de la familia. La familia que mantiene el tipo como puede y que desde luego no está en situación de escuchar gritos. Seguro que hay ocasiones mejores para hacer política y sensacionalismo que no sean una capilla ardiente», concluye su publicación.

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