Crítica de la semana: La cara y la cruz de las noches de Antena 3

ANÁLISIS | Semana del 12 al 18 de julio de 2021

Las dos grandes apuestas de entretenimiento nocturno de Antena 3 para esta temporada han seguido caminos muy distintos, mientras una aguanta con maestría el paso de los años la otra languidece poco a poco en la parrilla. Un formato consolidado como ‘La Voz Kids’, que pese al cambio de cadena y tropecientas ediciones  sigue siendo uno de los shows más solventes de la pequeña pantalla, y otro mucho más nuevo como ‘Mask Singer’, que en su segunda temporada ya huele a retirada.

Nada hacía presagiar que tras los buenos datos de su primera edición, ‘Mask Singer’ se viera reducido a un formato de segunda. Esos que llenan un hueco en la parrilla y cumplen medianamente el expediente pero que nadie recuerda a la mañana siguiente. Sin ir más lejos, esta semana se conformaba con un tibio 15,2% de share, un dato muy mediocre si tenemos en cuenta que empezó pasadas las 11 de la noche y que no llegó ni al millón y medio de espectadores.

A pesar de tener un casting mucho más llamativo, el programa de los muñecos queda muy lejos de los registros de su primera temporada. Y eso no es culpa del formato, que puede tener su público aunque un servidor no se incluya entre ellos, sino más bien a la estrategia de programación de la cadena. Primero, desluciendo el día su estreno y toda la promoción hecha con un avance de la temporada, y segundo, desplazando su hora de inicio hasta horas intempestivas. No puede ser que un espacio con un tono infantil tan marcado no empiece hasta las 11 de la noche.

No debe ser casualidad que el mejor prime time de Antena 3 se precisamente el del viernes por la noche, cuando su formato estrella empieza a las 22:09 horas. Ese el caso de ‘La Voz Kids’, un programa tremendamente familiar que consigue liderar su franja semana tras semana.  Esta semana celebraba su semifinal con un buen 18,7% de share. Datos que lo aúpan como uno de los programas de entretenimiento más vistos de 2021.

Junto a la pérdida de ‘Pasapalabra’, el transfuguismo de ‘La Voz’ de Telecinco a Antena 3 es la mancha más negra del currículum de Paolo Vasile. Hace casi 10 años de su llegada a España y el concurso de cantantes sigue funcionando. Su seña de identidad, la mecánica de las sillas girando al escuchar la voz deseada, es sin duda su mayor baluarte frente a la ingente cantidad de talent shows que han intentado, sin éxito,  hacerse un hueco en la parrilla durante todos estos años.

No hace falta complicarse la vida, como más comprensible sea un concurso más probable es que seduzca a la audiencia. Niños cantando y cuatro jueces de espaldas que se giran si les gusta lo que oyen. No hace falta más. Para que un talent show funcione debe ser entendible hasta para un guiri que llega a un hotel y enciende la televisión. ‘La Voz’ hace de su simpleza su mayor virtud,  un formato tremendamente intuitivo  que apela a lo más básico para emocionar a la audiencia.

El concurso de talentos infantiles ha mejorado el lastre que tenía pendiente en sus anteriores ediciones, agilizar el ritmo entre actuaciones reduciendo esos videos soporíferos de presentación. También ayuda el cuarteto de coaches de esta edición.  Melendi, Bisbal, Rosario y Vanessa Martín reman en todo momento a favor de obra, unos aportando más talento artístico y otros con mejores armas para el arte televisivo.

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